Un trastorno de personalidad se caracteriza por un conjunto de comportamientos que difieren de las normas sociales y expectativas. Las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento interpersonal o en el control de impulsos.
Estos patrones generalmente comienzan en la adolescencia y pueden llevar a problemas en situaciones laborales y sociales.
La gravedad y el pronóstico varía de leve a severo.
Algunos trastornos de la personalidad mejoran enormemente durante la madurez sin ningún tratamiento, mientras que otros sólo mejoran lentamente incluso con tratamiento.
El que lo padece no suele ser consciente de ello pero sí de sus consecuencias con respecto a los demás. Sufren de incomprensión e inadaptación y viven generalmente con sentimiento de culpa lo que les pasa.
Existen diferentes tipos de trastornos de personalidad, por ello un buen diagnóstico y posterior psicoterapia es lo más adecuado.