Los afectados por este trastorno pueden experimentar una falta de atención muy significativa así como gran hiperactividad e impulsividad. Aunque se cree que es un trastorno de la infancia, se ha demostrado que la mitad de los casos persisten durante la adultez y en ocasiones el diagnóstico no es realizado en la infancia y termina llegando en etapas tardías de la vida. Entre adultos no está tan estudiado como en niños, mas se cree que su prevalencia en la población adulta está entre un 4% y 5%. Si nos fijamos solo en la población mayor de 60 años, ese porcentaje se acerca al 3%.