La Sexología es la ciencia que estudia la sexualidad humana.

Contempla la sexualidad desde un triple prisma: social, fisiológico y médico y, a nivel de intervención, utiliza tres diferentes formatos: la Educación, el Asesoramiento y la Terapia.

Un 50% de las mujeres y un 20% de los hombres reconocen que sienten insatisfacción en su vida sexual. La buena noticia es que más del 90% de los problemas sexuales tratados con terapia sexual tienen resultados positivos y la mayoría de ellos en un tiempo breve.

En Psicomedsalud, las demandas de los pacientes que recibimos dentro de esta área son de cuatro tipos:

  • Conductuales: Problemas relativos a la expresión de distintas conductas sexuales: besos, caricias, coitos… los cuales pueden conformar cuadros relativos a diferentes Trastornos sexuales

 

  • De identidad: Problemas en la propia identificación respecto a al hecho de sentirse hombre o mujer (transexualidad,…).

 

  • De orientación. Falta de definición o confusión sobre temas relativos a la atracción sexual hacia personas de un determinado sexo o de ambos (homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad).

 

  • De interacción: Cuestiones que tienen que ver con las relaciones que se mantienen con las parejas sexuales, como afectos, tareas domésticas, crianza familiar, planes de futuro, rupturas…

 

Desde la Terapia sexual uno de los aspectos fundamentales a trabajar son las actitudes respecto a diferentes conductas sexuales, que son el producto de la interrelación entre los prejuicios y el afecto asociado a ellos y que son expresadas de forma conductual. De esta forma trabajamos en tres niveles: el Cognitivo, el Afectivo y el Conductual, a los que hay que añadir el  Relacional, que interactúa con todos ellos.

 

A nivel clínico, realizamos la intervención médico-psicológica  de diferentes Trastornos Sexuales:

  • Eyaculación Precoz:  Respuesta orgásmica y eyaculatoria, que se activa ante el más mínimo estímulo sexual.

 

  • Eyaculación Retardada: Dilación excesiva de la eyaculación y el orgasmo durante la relación sexual

 

  • Trastorno eréctil o impotencia:  Incapacidad persistente para mantener una erección adecuada hasta el final de la relación sexual

 

  • Trastorno orgásmico o anorgasmia masculina o femenina:  Incapacidad para alcanzar el orgasmo, después de haber tenido una fase de excitación normal

 

  •  Dispareunia:  Dolor durante la relación sexual que se da en algunas mujeres.

 

  • Vaginismo: Contracción involuntaria de los músculos del primer tercio de la vagina cuando ocurre la penetración.

 

  • Trastorno del interés/excitación sexual femenino o del deseo sexual hipoactivo masculino:  Disminución o ausencia de fantasías y deseos de mantener una relación sexual (el 25% de los hombres y el 37% de las mujeres sufren este trastorno en algún momento a lo largo de su vida sexual activa y, si no buscan una solución rápidamente, puede convertirse en un problema crónico).

 

  • Trastornos parafílicos:  Patrones de comportamientos sexuales cuya fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad o cosa que lo acompaña y que provocan malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad.

 

Las más comunes son el sadismo, el masoquismo, el exhibicionismo, el voyeurismo, la pedofilia, el frotteurismo, el travestismo, el fetichismo y otros menos frecuentes como la zoofilia, la coprofilia y la necrofilia.

Otros trastornos relacionados con la conducta sexual:

  • Adicción al sexo ninfomanía: Impulso sexual excesivo acompañado de pensamientos obsesivos acerca de la relación sexual que ocupan gran parte del tiempo y que a menudo interfieren en el trabajo, estudios o relaciones interpersonales de la persona que los padece, pudiendo conducirles a asumir conductas sexuales de riesgo.

 

  • Aversión o fobia al sexo: Rechazo hacia cualquier tipo de contacto sexual con la pareja, sobre todo el contacto genital.

 

La Terapia Sexual es también una herramienta post-traumática que puede utilizarse en situaciones donde se vulnera la integridad sexual de una persona, como los abusos sexuales o violaciones.

Como los problemas sexuales pueden deberse a diferentes factores que interaccionan entre ellos y que pueden ser de tipo social, médico-fisiológico y psicológico, el Terapeuta Sexual trabaja algunas veces en colaboración con otros profesionales, como ginecólogos, urólogos o fisioterapeutas, además de con médicos psiquiatras. No obstante, la práctica clínica ha demostrado que, en esta terreno,  incluso localizada una causa fisiológica, se pueden esconder detrás causas psicológicas que se añaden al problema físico y que lo agravan, por ello éstas son nuestro principal foco de atención. Las más comunes son la ansiedad, el miedo al fracaso y las creencias negativas sobre el sexo, aunque también, el miedo al contacto, la falta de confianza o comunicación en la pareja, los conflictos relaciones, las experiencias sexuales negativas en el pasado, los sentimientos de culpa o de vergüenza, el autocontrol excesivo, los problemas de autoestima, el perfeccionismo o las expectativas irracionales en relación al sexo.